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2025-01-08

Columna de Arturo Núñez: “Jóvenes tenistas”

Muchos niños creen que el tenis siempre será igual.

Por eso, se comportan de la misma manera que cuando estaban en la escuela de tenis, iniciándose.

El problema es que el tenis es como la vida: al crecer, surgen más responsabilidades; con el paso de los años, se dispone de mayor libertad, pero también asoman obligaciones adicionales.

Sería bueno explicárselo a quienes están dejando de ser niños, para pasar a la adolescencia.

Cuando se termina la etapa formativa, viene la competencia. Y eso conlleva otras responsabilidades para el deportista.

Algunos adolescentes que destacan en su incipiente fase competitiva, empiezan a soñar con ser tenistas de alto rendimiento para viajar; alcanzar cierta fama y participar, algún día, en los grandes torneos.

Esa es la cara bonita de ese sueño.

Lo que no se pregunta parte de esos nóveles tenistas, es si les agrada lo que deberán hacer para alcanzar ese objetivo.

¿Estarán dispuestos a entrenar a diario, varias horas, a una alta intensidad, bajo un calor o frío extremos?

¿Se encontrarán abiertos a realizar cambios radicales en su juego?

¿Se sentirán cómodos viajando de forma austera, varios meses al año?

¿Mantendrán su entusiasmo, ante resultados decepcionantes?

Muchos anhelan contar con un entrenador prestigioso. ¿Lo respetarán? ¿Le obedecerán?

¿Verán en su tiempo libre videos, o leerán libros, de técnica y táctica para acelerar su progreso?

¿Se instruirán, por iniciativa propia, para dominar el reglamento del deporte que los apasiona?

¿Soportarán las lesiones?

¿Se alimentarán de manera correcta, junto con acostarse y levantarse temprano?

¿Dejarán de lado actividades con sus amigos?

Todo ese sacrificio, y mucho más, es lo que hay detrás de cada tenista exitoso.

Por eso son escasos.

Cuando el camino se pone cuesta arriba, ya no son tantos los que aman el tenis y desean dedicarle su vida.

Entre mejor sea el deportista, el tenis le demandará mayor dedicación.

Porque se trata de una disciplina que no regala nada: todo lo que da, absolutamente todo, hay que merecerlo.

Si te lo ganas, el tenis puede darte todo. Pero si le fallas, no dudará en quitártelo.

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