La realidad del tenis no ha cambiado, en los últimos 10 años hemos tenido destellos de talentos que no salieron de un programa real sino que son frutos de esfuerzos familiares o personales, lo peor, es que pese a todos estos empujes agónicos de algunos “apóstoles del tenis” el panorama no parece cambiar y no se ve un futuro auspicioso.
Por otro lado en la misma cancha llegó el pádel, un deporte de una curva de aprendizaje más rápida y amigable que la del tenis, a pesar de tener un valor de acceso más alto su popularidad lo ha hecho posicionarse después del futbol y actualmente con un incremento de un 400% en instalaciones en menos de un año.
La verdad es que más allá de una apología del deterioro del tenis, el pádel no es un némesis del deporte blanco, más bien debiese tomarse lectura como un aliado estratégico potencial para aprender pese a cualquier resistencia de lo amigable que resulta ser.
Hoy el tenis carece de una estructura nacional, sobrevive por esfuerzos propios, valientes e independientes, iniciativas como ANETECH Presidido por Carlos Pardo o privados como TENISCHILE.COM de los hermanos Miranda son luces y faros de lo que alguna vez fue el deporte dorado del país y el único que le ha entregado preseas en juegos olímpicos.
El tenis nuevamente está contra la pared y esta vez la pared entra en el juego, como deporte en sí jamás desaparecerá ni menos su legado pero ¿está subestimando o haciendo frente a un nuevo mercado con un competidor directo?.
Quedamos entonces nuevamente sujetos a alguna aparición espontanea casi como el origen de una estrella en este caso de un talento superdotado que nos haga olvidar las pésimas gestiones, desfalcos y proyectos fallidos que tuvimos posterior a una época dorada, los invito a ser realistas y mencionar en sus mentes un proyecto serio de jugador con una proyección real en un deporte que día a día sobre exige incluso a los mismos estandartes actuales y es capaz sin tanto ruido de jubilar leyendas.
Nuestra culpa está en todo, en lo bueno y malo, lo mucho que dejamos escapar valores de este hermoso deporte dándole espacio a “los partnercitos” e influencers por sobre el apoyo real a los talentos por ejemplo. Lo que considero sinceramente dinero perdido, allá bien las marcas si creen que aquello les suma. Extraviamos el foco, al menos yo así lo creo y sinceramente me parece muy bien si usted considera que estoy equivocado o que los eventos actuales (esos que se llevan las luces) son un aporte real al desarrollo del tenis . Exceptuando la copa Chile que es un esfuerzo real por tener una competencia para todos.
La hora final del tenis está lejos de llegar, pero si no reacciona su lugar se puede relegar, incluso en el subconsciente colectivo. Creo sinceramente que al igual que en el futbol el tenis goza viviendo del pasado sin proyectar dichos logros hacia el presente o futuro. ¿Aprenderemos entonces de los errores del pasado? O seguiremos apostando a que un destello, una luz de talento espontaneo nos haga olvidar lo mal que lo hicimos y lo muy lejos que estamos de evolucionar.
Edgardo Chávez