Si pensamos en lo que podría ser el mejor negocio para Chile en su visita a Medellín ante Colombia, en búsqueda de la “hazaña antioqueña” y así acceder al repechaje por el ingreso al Grupo Mundial, siento que es primordial ir a la caza de al menos un punto el primer día en la arcilla del Country Club Ejecutivos.
Los colombianos están nerviosos, no han logrado asimilar la derrota en Iquique el año pasado, en lo que para ellos era una serie ganada. Esta situación no exime lo vergonzoso que resultó ser el tema organizativo, sin embargo, el afán de “revancha” del equipo “cafetero” sin quererlo, les pone una presión extra a la hora de saltar a la cancha.
De hecho, más allá de las reacciones destempladas y anti deportivas de Juan Sebastián Cabal, Robert Farahy principalmente Santiago Giraldo, quien terminó echando al ex capitán Mauricio Hadad, dado su poder e influencia en la Federación Colombiana de Tenis por lo que él consideró un error de planificación, existe nerviosismo en nuestro rival, que además tiene en contra la historia, que sitúa a Chile en un cómodo Head to Head de 8-0.
Pese a ello, Giraldo debería por jerarquía quedarse con el primer single, pero los nuestros deberían ir con todo por el otro punto en disputa de este viernes, ante un Eduardo Struvay, que entrará a la cancha presionado y con el escuálido historial de sólo dos series de Copa Davis en su carrera. Matemáticamente esto nos lleva a pensar directamente en estirar la definición hasta el último día.
¿A qué me refiero con esto? Sencillamente al hecho de que previsible e irremediablemente esta situación hará pensar al capitán de Colombia Pablo González y principalmente a Giraldo, que ha mostrado una inestabilidad emocional que preocupa a propios y extraños. En ese contexto, un partido con Nicolás Jarry -como viene jugando hoy- es de pronóstico reservado.
Reconozco que en el papel Colombia presenta mayores y mejores antecedentes de sus jugadores a nivel circuito ATP, además juega de local, en altura, en una superficie en que la pelota correrá mucho más rápido, pero insisto: esto es Copa Davis y aquí pesa la entrega, el sacrificio, la perseverancia, la jerarquía y la fortaleza mental.
Además, los nuestros saben de hazañas, la historia pesa y tenemos un montón de proezas de las cuales jactarnos en las que pusimos precisamente aquello que va más allá del simple hecho de golpear la pelota, como es el corazón y el alma. La serie es difícil, pero podría asegurar que todo lo que cuesta, más se disfruta y en este caso resulta primordial rescatar un trozo de la torta este viernes.
Por Rodrigo Sánchez