En Chile, la crítica siempre cae mal, muy mal.
Lo primero que dice un tenista nacional cuando es criticado por la afición, es que esas opiniones adversas vienen de parte de los chaqueteros.
Ese término hace referencia a una persona que por envidia, frustración o deseo de figurar, profiere fuertes críticas hacia una persona exitosa, para perjudicarla.
Lo opuesto a los chaqueteros, según mi criterio, serían los partnercitos, por denominarlos de alguna manera. Se trata de personas que cuando el jugador gana o pierde igual le encuentran todo bueno, porque así deben ser los amigos o seguidores, de acuerdo a sus creencias.
Pero vamos por partes.
Para empezar, chaqueteros han existido siempre y van a seguir habiendo, aquí y en los lugares más recónditos de este planeta.
Así que lo mejor es que el tenista se acostumbre a esa clase de presión, y aprenda a manejarla. No se le puede exigir que le guste, pero que la acepte como parte de su trabajo.
No le queda otra.
Lo segundo, es que estoy convencido que los partnercitos son tanto a más nocivos que los chaqueteros.
Yo, al menos, espero que mis amigos me digan la verdad, que no me engañen, aunque duela.
El cariño, algunas veces, se demuestra haciéndole ver al otro que está equivocado, o que no lo hizo bien, para que rectifique y mejore, lo que requiere valentía. Lo más cómodo es callar.
También he escuchado a varios jugadores despotricar contra los periodistas porque, según ellos, no apoyan sus carreras en los malos momentos. Por eso, serían unos chaqueteros.
Pues bien, la prensa no está para dar respaldos incondicionales.
El periodista está para describir lo que ve. Y si lo que observa le parece bueno, debe decirlo. Pero si su juicio acerca del desempeño de un tenista es negativo, también tiene el derecho y la obligación de manifestarlo.
No se le puede pedir que actúe como si fuera un integrante más de una barra, que debe alentar siempre.
No está para eso.
Ahora bien, puesto a elegir entre dos extremos nefastos como son los chaqueteros y los partnercitos, me quedo con los primeros ya que, por último, la adversidad siempre hace crecer.
Los halagos a todo evento, en tanto, adormecen y confinan a la zona de confort a quien los recibe.
Y usted, ¿qué prefiere? ¿Chaqueteros o partnercitos?
Arturo Núñez del Prado
Periodista
Profesor de Tenis
arturondp@gmail.com