A los profesores nos sucede alguna vez, que por más que nos empeñamos en mejorar la técnica de un alumno, no lo conseguimos. Buscamos, pero no hallamos la solución.
Se trata de una situación infrecuente, pero ocurre. Y la respuesta puede radicar en las dominancias del jugador.
La dominancia lateral es el nombre que se le da, por ejemplo, al uso de una mano con mayor destreza y eficacia que con la otra. El término se aplica también a las extremidades inferiores y órganos sensoriales.
De acuerdo a esta definición, los seres humanos se clasifican en homólogos, homogéneos y cruzados.
Los dominantes de un mismo lado del cuerpo (ojo, mano y pie), se llaman homólogos.
Los homogéneos, en tanto, son los que miran mejor la pelota con el ojo del mismo lado del cuerpo que la mano con la que toman la raqueta, pero cuyo pie dominante corresponde al lado opuesto.
Los cruzados, por su parte, son aquéllos cuyo ojo dominante se halla en un lado del cuerpo y el brazo hábil, en el opuesto. Es el caso, por ejemplo, de una persona diestra para tomar la raqueta, pero que se guía más por su ojo izquierdo a la hora del impacto.
Existen pruebas sencillas para identificar el ojo, mano y pie dominantes. Resulta vital determinar esas variables, ya que pueden incidir en el plano técnico del deportista.
Si el ojo dominante de un tenista es el derecho, y además es diestro, eventualmente se le podría hacer más difícil ejecutar el derecho en posición cerrada (de lado). Esto, por cuanto debido a su dominancia ocular la pelota tendería a “metérsele o pasársele”, impactándola más atrás de lo aconsejable. Lo anterior quedaría en evidencia sobre todo en el derecho cruzado, en el que golpear adelante resulta fundamental.
Por el contrario, si arma el derecho en posición abierta (de frente), no debería tener problemas para alcanzar el punto de impacto ideal, pues su dominancia ocular derecha lo favorece.
La facilidad para desplazarse en la cancha, constituye otra faceta del juego en que la dominancia de una u otra extremidad inferior, puede detentar un rol preponderante.
Para un diestro, el rol fundamental de la pierna izquierda, en el servicio, consiste en generar potencia. En esa extremidad se apoya el centro de gravedad del cuerpo, y nace la fuerza ascendente que luego transmite el brazo.
¿Cuándo se saca trasladando el pie de atrás, para ubicarlo cerca del más adelantado?
Los pies se juntan cuando la dominancia se halla en la pierna trasera. En ese escenario, ésta debería moverse para ayudar a que la extremidad delantera tenga mayor impulso.
En ocasiones, el lanzamiento de la pelota en el servicio también podría encontrarse condicionado por el ojo dominante. Si es el izquierdo, la bola debería lanzarse más adelante. Si se trata del derecho, en tanto, la pelota tendría que ir un poco hacia la derecha (todo esto en el caso de un diestro).
Pero nada es absoluto.
Aunque se descubra que la dominancia de un jugador se contrapone con lo que realiza en el saque, no se deberían introducir modificaciones cuando el resultado satisface.
Si el tenista se siente cómodo y el golpe es eficaz, eficiente, no conlleva riesgo de lesión y se sostiene en el tiempo, entonces no existen razones para cambiarlo.
Arturo Núñez del Prado
Periodista
Profesor de Tenis
arturondp@gmail.com