En agosto de 2003, Rodrigo Tapia y Richard Quintana levantaron un hermoso proyecto de intervención comunitaria, el cual fue más allá de los límites de una cancha de tenis, vinculándose directamente con los sueños y convicciones de masificar y acercar un deporte que carga con el estigma del elitismo.
En primera instancia, el punto neurálgico era la Población Santa Adriana, lugar que según Rodrigo Tapia a inicios de siglo era, “un punto rojo de Santiago, un barrio de condiciones críticas, que hicieron de la pobreza el caldo de cultivo para que niños quedarán en completo abandono social. Al ver esta realidad, a nosotros nos importó hacer algo que ayudara a los niños, una orientación para ellos”.
De este modo, se formó un grupo de jóvenes para generar un espacio de protección infantil y tanto Tapia como Quintana, fundadores de la Escuela Futuros Para el Tenis, pensaron en el deporte que aman y en algún momento de sus vidas les fue prohibido “por ser pobres. Pensamos en el tenis, porque requiere disciplina y entrenamiento, además que se pueden utilizar los valores, como la honestidad y el respeto, para que los niños puedan relacionarse entre sí. Además, tiene arraigado la adversidad y qué mejor que esos valores para incorporarlos a la vida de la población”, señaló Tapia.
“De la idea a la ejecución pasaron como 5 meses para que realizáramos el primer taller en una actividad comunitaria, al finalizar el taller, muchos niños se acercaron y me preguntaron si íbamos a volver, nosotros les dijimos que sí que queríamos hacer una escuela y que era una idea para que ellos pudieran jugar tenis”, agregó.
El inicio no fue fácil: “Al principio no sabíamos nada de tenis, éramos jugadores de fin de semana, no sabíamos enseñar tenis, partimos jugando haciendo algunos ejercicios, no teníamos canastos, no habían pelotas, redes, no teníamos nada”.
En eso concuerda el profesor Diego Contreras, quien llegó casi una semana después de que Rodrigo Tapia y Richard Quintana iniciaran esta aventura: “estaba todo recién empezando, con 4 raquetas y 6 pelotas que era todo nuestro capital, además de una red de construcción naranja, que adaptamos, el problema que teníamos a 50 alumnos en cancha, tenían que esperar horas para tomar una raqueta, todos querían jugar y habían chicos muy talentosos”.
“Tenía solo 13 años y viví el lindo proceso de recibir nuestra primera cancha y su respectiva malla, el terreno fue donado por un supermercado y municipalidad Lo Espejo. Fui testigo de la donación de las primeras raquetas por parte de Chiledeportes, estuve cuando fuimos como grupo por primera vez al ATP de Viña. Este es un club diferente y especial y es lo mejor que me ha pasado en la vida”, agregó Contreras.
“Como dice Diego, esto fue puro empuje al inicio, comenzamos a hacer competencias, invitamos gente y partimos con el primer torneo de navidad en el 2003, sin saber muy bien dónde íbamos, sólo que teníamos que hacer algo, por lo menos, entendimos que el tenis fuera el articulador, sabíamos que era difícil, y todos nos reforzaban con que el tenis era de los ricos y nosotros no podíamos jugar tenis porque no éramos ricos”, dijo Rodrigo Tapia.
Para Richard Quintana, los objetivos fueron cambiando con el tiempo, “al principio era mantenernos, que la escuela permaneciera sábado y domingo en pie, no teníamos canchas, entrenábamos en condiciones complejas, no teníamos agua ni luz. Por lo que el primer objetivo institucional fue conseguir un terreno donde hacer una cancha de tenis, lo que conseguimos en el 14 de diciembre de 2004, cuando nos dieron el comodato del terreno que estamos ahora”.
Ese hito dio paso a un nuevo desafío para estos luchadores del tenis y el deporte como medio de inclusión, que es el más complicado: buscar financiamiento. Desde el 2004 al 2006, golpearon muchas puertas, en los municipios, donde“siempre nos fue mal porque la muni nunca tiene plata, ni para talleres ni para pagar profes, luego con el Chiledeportes, algo se hizo en proyectos, pero no cubría infraestructura. Pudimos conseguir raquetas y pelotas, el primer bolso de tenis, esas cosas, pero nunca infraestructura”, contó Tapia.
Y llegó el punto de inflexión en 2006, cuando la presidenta de ese entonces Michelle Bachelet lanzó el Programa “Quiero mi Barrio”, que recuperó a la población Santa Adriana. Rodrigo Tapia reconoce que “nosotros entendíamos que pasaba algo, y comenzamos a participar en las mesas que instaló el gobierno con los vecinos, fueron más de 8 años de reuniones, fuimos ganando credibilidad y se llegó a la acuerdo de construir el primer centro deportivo de tenis, se consiguieron los recursos y el Minvu destinó los recursos necesarios para la obra, fue la locura, no lo podíamos creer, tampoco entendíamos mucho que pasaba”.
Ya en 2015 vino la entregadel recinto, el objetivo era sustentar la obra, comenzando una nueva etapa de sustentabilidad, nuevos desafíos y nuevos aprendizajes. Bajo ese contexto, el año pasado se sumó al equipo como presidente Hans Podlipnik, teniendo como horizonte el hacer una fundación en donde se pueda profesionalizar el trabajo y hacerlo integral.
Desde Estados Unidos, en la previa de su presentación en el US Open, Podlipnik señaló a Tenis Chile que, “se está realizando una labor muy linda con niños en riesgo social y a largo plazo el proyecto contempla ser también educativo, que lleguen a hablar inglés y puedan optar a becas universitarias en todo el mundo”.
“La evaluación ha sido increíble, estamos creciendo mucho, tenemos 220 niños en la academia. Por lo pronto deseamos convertirnos 100% en fundación, todavía estamos realizando trámites legales pero estamos cada vez más cerca de lograr ese objetivo; tenemos a nuestros dos fundadores que son personas increíbles, han dejado todo de lado por hacer funcionar la escuela y por eso me he comprometido tanto con este proyecto, porque siento que hay gente realmente comprometida que cree en estos chicos y estoy seguro que se pueden hacer grandes cosas”, complementó H-Pod.
Dentro del universo de niños recién mencionado, la escuela tiene las categorías 3-5 Baby Tenis; 5-10 Minitenis; 11- 15 Iniciación; 11-15 Intermedio y11-19 Iniciación al Alto Rendimiento IAR. Dentro de ellos existe un grupo de 15 niños de entre los 8 y10 años que compiten en la Universidad Católica, becados por esa Casa de Estudios.
En cuanto al cuerpo técnico, Futuros Para el Tenis cuenta con 4 profesores, uno de ellos para tenis en silla de ruedas Marcelo Verdejo, quien afirma que, “ésta ha sido una plataforma de muestra de perseverancia y que los sueños se pueden cumplir. Más que un lugar donde se va a jugar tenis, tenemos un espacio donde se va a hacer amigos y se ha formado una linda familia. Estoy feliz de ver cómo esto ha crecido, desde la cancha antigua, hasta lo que hoy es el oasis del tenis”.
Por su parte, Sebastián Rivera nos comenta que, “mi experiencia en FPT ha sido muy buena. Desde trabajar con el equipo de la fundación, hasta compartir con cada niño que nos visita a diario. La escuela tiene un sello marcado, utiliza el tenis como vehículo para el desarrollo positivo y es atractivo ver como muchos menores mejoran su conducta motivados por el deporte. Agradezco la oportunidad de ser parte de un proyecto que busca crecer en un sentido particular dentro del tenis”.
Entre los alumnos destacados se encuentra Diego Neira, “tiene 16 años, y este año ha ganado varios torneos y llegó a semis y finales en su categoría, esperamos proyectar su carrera a la alta competencia, es un chico que tiene grandes cualidades deportivas y mentales”, señaló Richard Quintana.
Rodrigo Tapia también destacó a “Ayllan Hormazabal 13 años, actualmente está 60 de Chile y está becado por la UC, va a entrenar dos veces por semana, gracias al Profesor Oscar Cerda y Macarena Miranda, quienes apadrinaron el proyecto”.
“Uno de los principios fundamentales es no parar, no se puede perder tiempo, por lo que siempre tenemos nuevos desafíos, hoy son varios a nivel institucional, conseguir más inversión en infraestructura para nuestra escuela, nos quedan chicas las canchas, necesitamos un auditorio donde podamos hacer clases y fortalecer más nuestro trabajo deportivo, pero desde el aula. Para ello necesitamos construir nuestro recinto, estamos buscando apoyos en amigos y empresas privadas que quieran colaborar”, dijo Quintana.
“Me gustaría invitar a los pequeños y medianos empresarios a apoyar el deporte, es vital que el tenis salga del agujero en que está metido, pero no podemos solos, necesitamos que todos nos hagamos responsables del tenis, los clubes, que organicen más torneos, el gobierno que apoye a los clubes para que puedan hacer estos torneos y la empresa privada que colabore vía descuentos de impuestos y exenciones tributarias, ayudan y se ayudan. La crisis del tenis chileno es la oportunidad para el crecimiento y que aparezcan nuevos actores, que lleven adelante los cambios necesarios, el fracaso del tenis chileno es la muestra que esa forma de hacer gestión no sirve”, concluyó Tapia.
Por: Rodrigo Sánchez