Por lo general, se cree que la misión del profesor de tenis consiste en detectar errores y corregirlos.
Cierto, en parte. Pero también importa la forma en que aborda los yerros, que habitualmente son vistos como algo negativo, que estigmatizan a quien los comete.
Hace unos días, vi un en vivo sobre el aprendizaje a través del error, que me dejó valiosas enseñanzas, las que traspaso a continuación.
Una de las pocas certezas que existe en esta vida, es que nos equivocaremos.
Entonces, el entrenador debe comunicar que está permitido equivocarse, mostrar respeto hacia quien comete un error, aceptar ese error y poner el foco en la mejora, pero desde la amabilidad y no desde el enojo.
Honrar el error es otro concepto que me quedó grabado. Significa que el coach tiene que enseñarle al alumno, a mirar el error como una oportunidad de mejora y una fuente de aprendizaje.
El profesor debe estar consciente que es más difícil desaprender que aprender y que resulta tan importante retroalimentar, como retroalimentar a tiempo. Pero también, en ocasiones, es más beneficioso guiar al jugador para que descubra en qué falló, en lugar de revelárselo.
El entrenador debe construir una relación de confianza con el alumno, para que a su discípulo no le dé vergüenza equivocarse, no se desanime y mantenga la ilusión intacta para intentarlo de nuevo, hasta lograr su objetivo.
El tenis está hecho de errores. Además, el error forma parte de la vida diaria, así que hay que tomarlo con naturalidad y aprender a convivir con las equivocaciones, ya que nos acompañarán siempre.
El error forma parte del aprendizaje, y es un indicio que se está intentando algo.
“Solo quienes no intentan nada, no se equivocan nunca” y “el error presagia el acierto”, son dos frases que alguna vez leí y que evidencian el enorme valor pedagógico del error, si se aborda de manera adecuada.
Arturo Núñez del Prado / Profesor de Tenis / Periodista / arturondp@gmail.com