Un importante contingente de tenistas serán los representantes nacionales que disputarán el torneo Grado A en el Andino Tenis Club en Mendoza.
Este torneo ITF Senior en Argentina, tendrá categorías que van desde los 35 hasta mayores de 85 años y se desarrollará el próximo 4 de septiembre.
Entre los viajeros, destaca la presencia de Sebastián Orellana quien este año ha trabajado intensamente desde el punto de vista tenístico y físico, “al menos 4 días por semana con mi coach Tomás Silva y combinar con trabajos funcionales y de fuerza en el gimnasio”. “El apoyo familiar para poder coordinar tantas horas a la semana de entrenamiento han sido claves, ya que cuando se es tenista senior tu agenda esta copadísima entre el trabajo, familia e hijos”.
Precisamente, Mario Bustamante llegó al circuito gracias a Sebastián Orellana, “que me invitó a jugar a Lima pero por trabajo no pude asistir, así que me propuse ir al ITF de Mendoza para comenzar esta linda historia de viajar practicando el deporte que es mi pasión desde muy chico en Illapel, 4ta región”.
“Físicamente entreno a diario una hora de cardio y algo de máquinas con mi PF Rodrigo Araya y en las tardes tenis con algunos amigos que también van a Mendoza. La idea es llegar de la mejor forma física y mental al torneo”, complementó Bustamante.
Otro que se ha preparado arduamente es Patricio Rojashelis quien realiza gimnasio y tenis 3 veces a la semana. Sin dudas un invitado de honor será Jaime Pinto, multicampeón en torneos senior y hoy entrena en el Club Santiago. “Así es, trabajo cuatro veces por semana, pese a que soy un poquito flojo en gimnasio jajaja. Entreno con sparrings más jóvenes”.
“Jugaré singles y dobles en 35, Felipe Schweitzer será mi partner en duplas, él juega en +40 el singles pero se puede bajar de categoría y así lo haremos para jugar juntos. La idea es llegar un par de días antes y poder adaptarse a las condiciones de Mendoza y aprovechar bien cada entrenamiento, considerando que el lunes arrancan los partidos por lo que es más difícil entrenar, ahí debemos improvisar un poco por la disponibilidad de cancha, incluso esperar hasta que terminen los match del día y entrenar de noche”, señaló Orellana.
“En Lima tuvimos entrenamientos a media noche, fue entretenido pero riesgoso para la competencia del día siguiente, pero aun no estamos tan viejos así que se puede jajaja”, agregó.
Uno de los elementos a destacar es la coordinación entre quienes participan de estos torneos. Según cuenta
Héctor Rodrigo Ruiz quien se encuentra lesionado y Sebastián Orellana, “dentro del circuito nacional senior hemos hecho muchos amigos, por lo cual ya tenemos un grupo en whatsapp por donde nos hemos ido coordinando para el viaje, hoteles y entrenamientos”.
“Por lo que sé, vamos alrededor de 10 jugadores, en forma separada, algunos van en avión y otros por tierra como es mi caso que voy en mi auto. La idea es apoyarnos allá, espero que sea una gran experiencia porque pretendo ir a jugar en noviembre a Brasil un par de torneos”, dijo Mario Bustamante.
“Ya hemos coordinado las fechas de los vuelos. En mi caso personal, me quedo en casa de amigos mendocinos. De hecho juego singles y dobles con un partner mendocino”, afirma Patricio Rojasehelis.
A nivel expectativas, Mario Bustamante quiere“llegar a la final, pero la realidad es otra, es un G-1 y con avanzar una o dos rondas quedaría satisfecho, dado el nivel de los rivales”.
Patricio Rojahelis (foto) tiene claras sus convicciones: “llegar a semifinales es mi meta”.
En tanto, Jaime Pinto busca mantenerse “hasta donde se pueda jajaja. Estoy preparado para ver como tiramos passingshot, globos y todo eso”.
“Mis metas siempre son altas, si bien la competencia es dura, uno siempre quiere ganar y pensar en traerse una o dos copas, pero el objetivo principal en mi caso es viajar y seguir aprendiendo de los que llevan más años en el circuito, me siento como el junior de los senior ya que es mi primer año jugando ITF en 35 y me he dado cuenta que la experiencia a veces es mucho más que tener buenos golpes en esta categoría”, concluyó Sebastián Orellana.
Por Rodrigo Sánchez