El otro día, le explicaba a un alumno cómo cubrir la cancha en la red, dependiendo de dónde se juega la volea.
-¿Y el globo? –me preguntó.
-El globo no se cubre –le respondí.
-Si el globo es bueno, lo mejor que puedes hacer es aplaudir a tu rival –agregué, lo que lo sorprendió y, además, no lo conformó porque no le di una solución concreta.
En la malla, es posible cubrir con cierto éxito los passing cruzados y paralelos, si es que uno se ubica de manera correcta sabiendo leer la geometría de la cancha (un reconocido coach me dijo, hace tiempo, que si te pasan cruzado es mérito del adversario, pero que si es por la paralela siempre es culpa tuya, porque significa que tu posición en la pista es errónea. Y creo que está en lo cierto).
Pero el jugador no puede ponerse lejos de la red, por si el oponente tira un globo con top spin ya que, si eso no ocurre, la pelota del adversario le va a caer en los pies y en vez de ejecutar una volea ganadora, deberá conformarse con impactar la bola de manera defensiva, de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo, lo ideal cuando se golpea de aire.
A raíz del diálogo con este alumno, recordé otras situaciones en las que incluso tenistas profesionales poco y nada pueden hacer, pese a que son verdaderos súper atletas (rápidos, flexibles y potentes), porque la genialidad y la técnica se imponen sobre lo físico.
Para graficar lo que afirmo, basta recordar los impresionantes passing de Marcelo Ríos.
Su rival podía ubicarse en la red tratando de cerrar los ángulos al máximo, pero el talento que brotaba a raudales de la mano izquierda del chileno, hacía que la pelota describiera una trayectoria corta y cruzada en extremo, que transformaba en estéril cualquier esfuerzo de sus oponentes por alcanzarla. Es más, a veces se veían ridículos ante el virtuosismo del ex número uno del mundo.
Otra arma letal es el drop shot, pues resulta casi imposible llegar a una corta cuando es ejecutada con precisión, y se esconde hasta el final.
Los argentinos Guillermo Coria y David Nalbandián, junto a los españoles Carlos Moyá y Juan Carlos Ferrero, entre otros, se alzaron como insignes exponentes de esa jugada, que busca romper de forma sorpresiva el ritmo del punto en disputa.
Así que ya sabe: si le tiran un buen globo con top spin; una corta ajustada, o un passing angulado y a pesar de intentarlo usted no llega, no se enoje, no tire la raqueta, ni haga alusión a la buena suerte de su adversario.
Felicítese por el esfuerzo desplegado y dele todo el mérito a su contrincante. Se sentirá bien haciéndolo y es una gran muestra de fair play.
A veces, en el tenis se producen situaciones imposibles de contrarrestar, ya que escapan a la técnica, táctica, ubicación en la cancha y al aspecto físico.
Ante el talento no hay antídoto y lo mejor es aceptarlo.
A veces, solo queda aplaudir.
Arturo Núñez del Prado
Periodista
Profesor de Tenis
arturondp@gmail.com