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2024-12-11

Columna de Arturo Núñez: “La magia del tenis”

Como profesor de tenis, la vez que más gané fue cuando trabajé gratis.

Aunque parezca un contrasentido, y algunos no lo entiendan, lo siento así.

Corría el año 2018, cuando me enteré por las redes sociales que se necesitaban profesores, para un programa llamado “Mil oportunidades”.

Y aunque al postular me comunicaron que ya contaban con los docentes necesarios, tiempo después me anunciaron que podía sumarme.

El objetivo de la iniciativa era impartir un taller de tenis, una vez a la semana, enfocado en niños y niñas de educación básica de un colegio de la Municipalidad de Santiago.

Las raquetas, pelotas y otros implementos requeridos para la actividad, fueron donados por diversas entidades.

Desde el principio, el programa fue un éxito.

Una gran cantidad de entusiastas alumnos se inscribió en el taller.

Muchos de ellos no estaban familiarizados con el tenis.

Y ésos eran, precisamente, los niños a los que apuntaba la iniciativa.

La meta era que tuvieran la oportunidad de acercarse y conocer un deporte para ellos lejano, y que vieran si les gustaba.

La idea nunca fue formar campeones, ni nada parecido.

En general, fueron alumnos muy responsables y alegres. La mayoría no faltó a ninguna clase.

Nunca hubo problemas de disciplina, los que sí he presenciado en clubes de socios.

Hasta alguna vez nos faltó material para las clases, pero cuando las mini redes se hacían pocas, un par de mesas de las salas cumplían ese rol.

Con ganas e imaginación, se solucionaba cualquier inconveniente.

En ese colegio, el programa duró un semestre.

El tiempo pasó volando y llegó fin de año, junto al término de la iniciativa.

El problema fue que ya me había acostumbrado a hacer esas clases, cada viernes.

Llegué a dar, a impartir un taller de tenis, y recibí mucho más de lo que imaginé.

Esos niños mostraron un respeto hacia los profesores, que he visto pocas veces.

Y, además, forjé una amistad con los colegas con los que desarrollamos el programa.

Como dije al comienzo, aunque no gané nada en el aspecto económico, gané mucho en otros.

Porque el respeto y la amistad, para mí, no tienen precio.

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