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2024-12-21

Columna de Arturo Núñez: “Solo juega”

Tu tenis alcanza su máximo potencial, cuando dejas de querer controlarlo todo y solo te concentras en el partido.

Esta afirmación se la escuché a un deportista de otra disciplina. Y como la encontré tan cierta, la apliqué al tenis.

Entonces, cuando entrenes, enfócate al máximo en las correcciones y ejercicios propuestos por tu entrenador.

Memoriza cada gesto técnico, táctica o patrón de juego que te enseñen.

Que no se te escape ningún detalle.

Ahora, al disputar un partido de torneo, olvida todo eso y solo juega.

No seas tan consciente de lo que haces. Permite que lo almacenado en tu subconsciente aflore y sea quien manda.

Confía en ti y en lo que entrenaste.

Solo deja que tu juego se exprese y fluya. No necesitas pensar en lo que debes hacer para no fallar.

Entrenas para adquirir información que te ayudará a progresar. Pero despréndete de todo eso a la hora de competir, y juega libre.

Es tanta la importancia que hoy se le da a la táctica y patrones de juego, que veo a muchos jugadores presos de una estructura impuesta, que les impide divertirse en los campeonatos.

Actualmente, casi todos los tenistas juegan igual, buscando el derecho invertido.

Y pienso que eso ha vuelto monótono al tenis.

Pareciera que la mayoría de los jugadores provinieran de una factoría de tenistas, que fabrica un solo modelo que se replica a gran escala.

Y eso va contra la creatividad y esencia del ser humano, ya que todos somos distintos.

Noto que parte de los tenistas ya no se entretienen en la cancha, pues para ellos el tenis ha dejado de ser un juego, para transformarse en algo mecánico, sin fantasía.

Marcelo Ríos y Fabrice Santoro, por ejemplo, nunca fueron rehenes de lo impuesto, o de lo que había que hacer obligatoriamente para ganar.

Nadie los pudo forzar a nada. Mantuvieron su juego siempre fresco, como lo sentían y emanaba naturalmente.

Tal vez, ganaron menos encuentros que otros.

Pero siempre valía la pena comprar una entrada para verlos.

Su juego nunca era aburrido, ni tedioso, porque jamás transaron su forma de ver el tenis.

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