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2025-03-10

Columna de Arturo Núñez: “No olvidar”

Se habla que hay que sacrificarse para triunfar.

Sin embargo, Bienvenido Front, destacado entrenador de remo, discrepa.

“La palabra ´sacrificio´ nunca la utilizo, porque no existe sacrificio cuando uno hace lo que le gusta”, asegura en una entrevista.

Concuerdo con él, porque las renuncias de un tenista no son sacrificios, sino que decisiones producto de la pasión por lo que se realiza.

Y quien hace lo que ama es un privilegiado.

Entonces, cuando oigo jugadores que se quejan por los exigentes entrenamientos en cancha, o las duras sesiones de preparación física, existen tres posibilidades: no leyeron a Bienvenido Front, no lo entendieron o no aman la vida que llevan.

En el tenis, la confianza que el jugador tiene en sí mismo resulta clave.

Pero muchos confunden esa confianza, con creerse los mejores.

Y eso no es confianza, sino soberbia.

El tenista que confía en sí mismo sabe que no es más que nadie, pero menos tampoco, y que es competitivo ante cualquier rival.

No obstante, la confianza no cae del cielo: proviene de entrenar a conciencia.

Los padres le preguntan al entrenador por su metodología.

También indagan acerca de los cursos que realizó.

Además, consultan sobre la duración de las prácticas y la infraestructura disponible.

Por último, se informan sobre el costo de los servicios de ese coach.

Pero muy pocos preguntan, o averiguan, qué valores transmite ese entrenador.

Olvidan que un profesor de tenis, también es un formador.

Veo entrenadores midiendo ángulos y parámetros biomecánicos de sus jugadores, con sofisticados programas computacionales.

Pero hoy lo más difícil no es recabar datos, ni procesarlos, sino cómo traspasarle esa información al tenista.

Nos estamos acostumbrando a interactuar con máquinas, y eso está haciendo que la comunicación entre los seres humanos sea cada vez más difícil.

Ser bueno en juniors no asegura nada.

Por ejemplo, el rumano Razvan Sabau terminó segundo en el ranking mundial juvenil y no destacó en el ranking ATP.

Entonces, cuando veo un junior que obtiene buenos resultados, soy más bien cauto.

Es que el tenis profesional es otra cosa.

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